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Una de las críticas de vino más importantes del mundo, la británica Jancis Robinson, nos ilustra sobre 10 mitos comunes del mundo del vino. En su último libro ‘Experto en vinos en 24 horas’, repasa las principales variedades, elaboraciones y curiosidades de nuestro sector. En Brendamelero.com las analizamos y comentamos:

1. Cuanto más cara sea la botella, mejor será el vino

Esta premisa suele no ser del todo cierta, dado que en el precio, puede que estemos pagando un posicionamiento que esa bodega o esa marca de vino haya ganado a lo largo de los años. Se trata normalmente de vinos con un coste excesivamente alto, a veces ligado a cosechas y elaboraciones especiales y otras, a vinos resultantes de acciones de marketing encaminadas a vender más caro el producto.

2. Cuanto más pese la botella, mejor será el vino

Según Robinson, hay que saber que el vidrio grueso, en muchas ocasiones suele ser también una herramienta de marketing, además de un derroche de recursos. No sería el caso de los vinos espumosos, que requieren que el vidrio sea grueso para aguantar bien la presión que se genera en el interior debido a la segunda fermentación que se produce dentro de la botella.

3. Los vinos del viejo mundo siempre serán mejores que los del nuevo mundo.

La experta nos recuerda que ‘Hay cosas buenas y malas en todas partes’. Lo importante, es probar. Y además, seguir nuestro propio criterio a la hora de evaluar si el vino nos ha gustado o no, lejos de la opinión de algunos expertos que pueda ser tendenciosa. Lo que siempre decimos en nuestras catas, es que cada uno tenemos un umbral de sensibilidad y que nuestro gusto, no tiene por qué coincidir con el gusto del que tenemos al lado.

4. Con la carne se bebe vino tinto y con el pescado, vino blanco.

Quizás esta sea una de las afirmaciones más banales y a la vez extendidas a la hora de maridar comida y vino. Jancis Robinson nos recuerda que hay blancos madurados en barrica que pueden ser los perfectos compañeros de carnes blancas o guisos de carne. Y tintos suaves como el Petit Verdot, que van muy bien con maridajes delicados como una ensalada, tortillas, pescados o pollo.

5. Las botellas de vinos buenos tienen una hendidura en la base.

Históricamente, los sopladores de vidrio la crearon para dar mayor estabilidad a la base de la botella. Con el tiempo, se ha comprobado que ayudan a posar los sedimentos en los vinos de guarda; por eso, en este tipo de vinos, se observa una hendidura más pronunciada. También ayudan a servir el vino, al permitir apoyar el pulgar dentro de la hendidura. En el caso de los cavas, que llegan a aguantar hasta 7 bares de presión, el diseño de la botella y la hendidura unidos al grosor del vidrio, ofrecen una mayor resistencia, ya que empujan en sentido contrario a la convexidad, evitando roturas. Fuera de estas consideraciones, la experta nos explica que puede tratarse también de una cuestión de marketing.

6. El vino tinto es más alcohólico que el blanco.

Actualmente, la tendencia del sector es ofrecer vinos tintos jóvenes y afrutados, sin crianza y con graduaciones entre 11’30 o 12º C %VOL. Esto se debe a un intento de captar a un sector de la población importante, que huye de convencionalismos y complicaciones. Eso hace que las graduaciones sean cada vez menores. Así como también ha propiciado la aparición en restaurantes de botellas en formato 37,5 cl: Formato al que cada vez sucumben cada vez más bodegas y que buscan que no renunciemos a consumir vino por tener que pedir una botella entera cuando solo queremos tomar una copa y seguir con nuestro día.

7. Todo vino mejora con la edad

Esta es quizás también, una falsa teoría muy extendida. Jancis Robinson nos recuerda que hay que asegurarse de qué vino compramos y que nos asesoren bien si conviene guardarlo años para consumirlo en algún momento especial y si eso realmente vale la pena. En ningún caso, esta regla vale para vinos jóvenes, blancos ni rosados porque pierden su expresividad. La mayoría de estos vinos están concebidos para un consumo a corto plazo, normalmente, en el año siguiente a su cosecha.

8. En el restaurante nos dan a probar el vino para ver si nos gusta o no.

Realmente, se hace para testar la temperatura y que el vino no tenga ningún defecto grave. Hay una enfermedad del corcho, la TCA (tricloroanisol), que se conoce como ‘olor a corcho o este vino tiene corcho’, donde el vino huele mucho a moho. Posiblemente y dado este caso, el sumiller ya se habrá dado cuenta y ni siquiera nos lo va a sugerir, lo retirará inmediatamente y buscará otro que esté en óptimas condiciones.

9. Los rosados y los dulces son para mujeres.

Sin comentarios, así expresa Jancis Robinson la idea absurda de catalogar los gustos y tipos de vino según el género. Sin ir más lejos, ella es una de las personas más influyentes del mundo del vino que se ha ganado el respeto y la admiración de sus compañeros alrededor del mundo, independientemente de su género.

10. Todo vino mejora si se le deja respirar entre el momento de abrir la botella y de servirlo.

Aquí matiza, que los vinos de guarda que presentan poso, conviene decantarlos. Pero no es necesario que lo hagamos con todos los vinos que tengamos, ya que seguro que muchos de ellos están pensados para echarlos directamente en la copa y que se vayan abriendo a medida que pasan los minutos. En el caso de los jóvenes y espumosos, no conviene que los dejemos abiertos antes de consumir, podemos echarlos en la copa y disfrutarlos al instante.

En definitiva, unos consejos que ayudan a reforzar que, lo importante, es experimentar sin prejuicios y libremente. En caso de querer ir un paso más allá, tanto las bodegas como las tiendas especializadas pueden asesorarnos sobre el producto más adecuado para el momento de consumo que buscamos.

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