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Claves para disfrutar de una buena gastro experiencia con vinos y alimentos esta primavera

La primavera ha llegado con todo su esplendor. Si bien la antesala fue fría y desapacible, y unido a la actual situación de “día de la marmota” que seguimos sufriendo, estos días estamos disfrutando de un clima digno de la terreta maravillosa en la que vivimos: La Comunidad Valenciana. Vino la primavera, y de momento parece que se queda 😉

El sol sinónimo de vitamina D, muy necesaria para los seres vivos. Al ponernos en contacto con los rayos ultravioleta, nuestra piel produce vitamina D, que ayuda a reforzar el calcio tan necesario para los huesos; lo que ayuda a combatir la temida osteoporosis. Tomar el sol con prudencia, es una fuente de vitaminas indispensables para nuestra salud. Además, en mi caso, me da mucha “vidilla” 😊

Alimentos ricos en vitamina D

Además de tomar el sol con prudencia, también encontramos vitamina D en algunas fuentes de alimentos, como los pescados grasos: atún, caballa, salmón y sardinas, algunos lácteos, la yema de huevo o los champiñones.

Pues bien, ¿qué os parece si hablamos de vinos y alimentos de primavera?

En esta época, son muchas las bodegas que presentan sus nuevas añadas. Vinos de la cosecha 2020, que este año seguro que cobran un sentimiento especial, porque fueron cultivados en una maltrecha etapa de nuestras vidas, bajo la amenaza de una pandemia mundial.

Pues bien, la naturaleza no se detiene. Y fruto de ellos son las nuevas cosechas que estamos a punto de conocer y que podemos disfrutar siempre acompañándolas de un menú en armonía, para potenciar los sabores y disfrutar al máximo de la experiencia.

Tipos de vinos blancos

Aquí podemos optar por un vino blanco seco, dulce, semidulce, o quizás un espumoso o cava.  

¿Cuál es la diferencia?

El vino blanco seco, es un vino blanco fermentado prácticamente en su totalidad y que solo cuenta con azúcar residual. Es decir, las levaduras, consumieron prácticamente todo el azúcar durante la fermentación, salvo una pequeña proporción que suele quedar en este tipo de vinos y que se conoce como azúcar residual, y que supone menos de 4 gramos de azúcar por litro de vino. Los vinos blancos secos suponen la gran mayoría de vinos que encontraremos en supermercados, tiendas online o físicas.  

El espumoso/cava: son vinos elaborados por el método tradicional, también conocido como champenoise o de segunda fermentación en botella. Añaden un toque cremoso debido a la maceración del producto sobre sus propias lías. Que son los restos de las propias levaduras uan vez que terminan la fermentación. La clasificación de estos productos oscila en función de la cantidad de azúcar que tienen. Como vinos secos, contemplaremos los brut nature y extrabrut, principalmente. También los brut, pero estos ya tienen unos 12 gramos de azúcar por litro.

Vinos con aguja: los vinos de aguja natural, son resultado de la fermentación en sí, que produce gas carbónico. La diferencia con los espumosos o cavas es sustancial, ya que estas burbujas no aportan espuma, son más ligeras. También podemos encontrar vinos de aguja a los que les han añadido el gas, por lo que quizás notaremos en el trago, que la burbuja no está muy integrada.

¿Con qué alimentos armonizan mejor este tipo de vinos?

Podemos preparar diversos aperitivos y platos para orientados a los vinos blancos secos:

  • Pescados
  • Mariscos
  • Cocina oriental
  • Picante
  • Sopas frías como el ajoblanco, a base de ajo, aceite de oliva, vinagre, sal, agua y almendras, muy popular en Andalucía. Este último marida genial con una variedad muy aromática como es nuestro mediterráneo moscatel, como vino blanco seco.

El vino blanco dulce, es una auténtica joya, ya que se realiza con uva botritizada. Se reconocen también por vinos de vendimia tardía, dado que, tras la vendimia, se dejan una serie de racimos seleccionados en las cepas. En las semanas siguientes, debido a las lluvias otoñales y al aumento de la temperatura diurna, se da una proliferación de hongos denominados Botrytis cinerea, donde estos hongos consumen el agua de las bayas, pasificándolas, y quedando los azúcares concentrados. También, el descenso de las temperaturas nocturnas, ayuda a retener la acidez, un elemento fundamental para el equilibrio de estos vinos. Son vinos generalmente con un precio superior, porque la producción es menor y para poder realizarlos, se tienen que dar condiciones climáticas concretas, como nieblas matutinas, tardes soleadas y secas y noches frías. No hay que confundir estos vinos con las mistelas u otros tipos de licores de vino.

Los vinos dulces, generalmente podemos tomarlos al final de la comida para resaltar el dulzor de los postres, como por ejemplo quesos con membrillo o tarta de queso, hojaldres, bizcochos…  Y también, podemos empezar nuestro aperitivo con un rico vino dulce fresquito y una serie de alimentos que multiplican su potencial: como el foie o los quesos fuertes, curados o viejos con frutos secos y frutos pasificados en la decoración. Así como un poquito de membrillo. Son vinos para saborear y paladear cada trago, para tomarlos despacio.

Funcionarían aquí también los vinos semidulces, que son aquellos cuya fermentación se detiene para que el vino conserve parte del azúcar natural de la uva, como son la glucosa y la fructosa.

Vinos blancos más aromáticos y menos aromáticos: ¿Armonizan igual?

Buscamos que los vinos armonicen bien con los alimentos que queremos preparar en cuanto a aromas, sabor y textura.

Lo interesante si el vino es aromático, es buscar en los alimentos un equilibrio óptimo como podría ser una comida india o tailandesa. Las especias de estos platos darán un toque muy interesante al conjunto.

También rompemos clichés y nada de que solo podemos consumir los blancos con los pescados y mariscos: ¿Y si el vino blanco tiene cuerpo porque ha sido criado en barrica?

Para estos vinos con cierto cuerpo y estructura, podemos introducir cualquier carne blanca asada y especiada, o guisada en alguna salsa cremosa con nata y setas. O también, un redondo al horno con frutos secos o salsa de ciruelas.

Recordad siempre que la mejor armonía para la vida es beber agua, caminar y llevar una vida lo más saludable posible. Seguro que así, disfrutamos más de nuestras gastro experiencias 😉


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